Este fin de semana oía de Iniciativa la propuesta de limitar los años de hipotecas a 15 años. Es una medida que siempre he considerado como la mejor solución para frenar el boom inmobiliario. De hecho su problema puede radicar en el éxito de la misma, si se llevara a cabo de manera tajante, podría suponer un descenso tan acelerado que perjudicaría no sólo a los recientes propietarios sino también al conjunto de la economía, el mundo de la construcción mueve mucho dinero y trabajo.
Ese peligro se tiene que considerar, pero no frenar las ideas de IU-ICV. Sin duda la respuesta al aumento del precio de la vivienda a través de alargar las hipotecas para mantener así el coste mensual, le da margen a la oferta para subir el precio a su antojo.
El aumento del coste trasladado a algunos años más, beneficia, primero al vendedor, ya que ese a mayor precio, mayor más beneficio, segundo al banco, que podrá beneficiarse con más meses cobrando intereses y muy ligeramente al vendedor, que a corto plazo podrá comprar la vivienda, pero a largo pasará más tiempo pagándola, él o sus descendientes.
Si no hay capacidad de compra la demanda ya se adaptará a la oferta. El calculo está hecho en: “Según los cálculos elaborados por expertos consultados por EFE, el límite de las hipotecas al 30 por ciento de los ingresos del hogar y a 15 años haría que una persona con un salario de 1.743,41 euros -el sueldo medio actual- sólo pudiera acceder a un préstamo de 67.200 euros, menos de la mitad de lo solicitado de media en la actualidad.” ¿Quien es capaz de pedir más de 250.000 euros por un piso?, por decir algo.
Y lo mejor es que hoy Solves va prerogando lo contrario.
Pau C.
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